“Voy al concierto de Michael Bublé mañana por la noche.”

Por la expresión de mi rostro, mi amiga sabía que yo no tenía la más mínima idea de quién ella hablaba.  Mucho más tarde decidí que yo debía estar viviendo en un planeta diferente: lo más probable era que yo era la única persona quien nunca había escuchado del famoso cantante canadiense.

Cuando llegué a la casa por la noche, decidí investigar un poco para descubrir exactamente cómo Michael Bublé se había convertido en una sensación mundial de la noche a la mañana. Escribí su nombre en Google. En un instante, obtuve información detallada sobre su vida a través de Wikipedia. Antes de empezar a conocer más a cerca de el, me encontré casi molesta por el simple hecho de que este hombre había surgido de la nada y se convirtió en un éxito instantáneo. Pero después me di cuenta que no hay absolutamente nada instantáneo con respecto a su carrera.

Bublé ha estado trabajando duro por muchos años para estar ahora en el pináculo de su carrera. El no es  un éxito que surgió de la noche a la mañana. El tuvo que esperar casi 20 años para que su nombre se convirtiera en una sensación de la música pop. A pesar de que no conozco a este hombre, el hecho de darle un vistazo a su vida me hace pensar que él es otro caso clásico de una combinación irresistiblemente poderosa para el éxito: paciencia y perseverancia. Estas dos virtudes se están convirtiendo en una rareza hoy en día.

Vemos a gente famosa alrededor nuestro y casi que resentimos su muy aparente camino fácil hacia la fama. Pero la verdad es que no muchos artistas verdaderamente talentosos, escritores, o gente prominente llegan al tope de la cima sin trabajar duro, sin fallar, sin perseverancia y paciencia.

Vivimos en una sociedad que espera resultados fáciles y rápidos – “Voilá”. Deseamos ser princesas al toque  de la varita mágica.  Queremos terminar la universidad y convertirnos en presidentes de una empresa en un año. Decidimos comenzar un blog hoy día y esperamos tener 1 millón de seguidores en un mes. Deseamos perder 15 kilos en dos semanas. “Voilá

Por eso es que muchos de nosotros nos desilusionamos con Dios.

Dios no favorece la satisfacción inmediata. Diferente a nosotros, El sabe exactamente cuándo estamos listos para recibir nuestras promesas y sueños. El proceso de espera está diseñado para ser un proceso de crecimiento. Existen defectos en nuestro carácter que sólo pueden ser remediados si somos expuestos a pruebas, fallas y mucha perseverancia. Si Dios nos da una visión o promesa, debemos entender que no vamos a triunfar en lo que hemos sido llamados a menos que permitamos que las circunstancias moldeen nuestro carácter, quitando todas las imperfecciones y preparándonos para el éxito.

Para todos los que hemos estado esperando nuestra tierra prometida fielmente, sea lo que sea, aquí nos va: puede ser esa oferta de trabajo por la cual hemos estado esperando. O la propuesta para escribir el libro que está por darse. Puede ser el príncipe que parece haberse extraviado en su camino hacia el castillo, o el balance de la tarjeta de crédito que no parece extinguirse.

Debemos recordarnos a nosotros mismos que sin pruebas, paciencia y perseverancia, el éxito es inmerecido. Cenicientas pierden sus zapatillas a la media noche y regresan a sus casas andrajosas y descalzas. A pesar de lo ansiosa que me siento al querer alcanzar mis objetivos y ver mis sueños realizados, yo sé que seré recompensada por aprender mis lecciones en el camino de manera de construir un castillo sólido, una roca a la vez.

Dios sigue trabajando. Sea lo que sea, nunca se rinda. Acuérdese de aquellos quienes con fe, perseverancia y paciencia heredaron sus sueños. Muchos son testigos de que Dios ayuda a aquellos quienes esperan pacientemente y trabajan diligentemente para alcanzar sus metas.

 

 

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