Versículo Clave:
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” v.9.
“Valentía no es simplemente una de las virtudes, sino la forma de cada virtud en el momento de prueba.” C. S. Lewis
Valentía audaz depende de diferentes circunstancias y personalidades. Algunas personas nacieron con un espíritu retador y les encanta un reto físico y situaciones difíciles. También existen hombres y mujeres quienes enfrentados al peligro desarrollan una fuerza super natural y valentía. Recuerdo una historia que escuché hace un par de años, acerca de una dama en Florida quien aparentemente pudo abrir la boca de un cocodrilo de 350 kilos para liberar la pierna de su hijo.
Ciertamente, actos de valentía al azar pueden ser atribuídos a una emergencia, al amor, y hasta a la creencia de un individuo en una causa.
Existe valentía, sin embargo, que se basa en fe únicamente. No en la habilidad de alguien para alcanzar éxito, o en la suerte para un final feliz. Ese tipo de valentía se basa exclusivamente en la personalidad de Dios y Su fuerza, no la nuestra.
Esa es la valentía que Dios demandó de Josué. Moisés estaba muerto. El hombre que había liberado a Israel de Egypto a través del desierto, el que Dios usó para entregar Sus leyes y estatutos a Su pueblo, el mismo hombre que levantó su mano mientras Dios abría el Mar Rojo… había sido llamado a casa. ¡Qué profundo dolor ha debido sentir Israel! Había tristeza, había duda.
En el medio de este momento de pruebas, dolor y pérdida, Dios le habló a Josué, enviándole a dirigir el movimiento que llevaría a Su gente a la tierra prometida:
“Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.” v.2.
El mensaje de Dios era sencillo: “Mi trabajo no depende de ningún hombre, aún el más grande de los hombres. Moisés murió, pero mi trabajo debe continuar. Moisés se fué, pero el poder que le hizo grande sigue vivo y disponible para tí”.
Terrible Encargo
Josué sabía que él tenía que llevar al pueblo de Dios a una batalla contra un enemigo más fuerte y mejor preparado. ¿Sabe usted que él estaba asustado? Podemos contemplar un poco el espíritu de Josué con relación a la tarea que tenía cuando leemos que Dios le envió a que fuese fuerte y valiente cuatro veces en el capítulo uno.
Josué tenía miedo.
Yo también.
Cada vez que soy confrontada por gigantes más grandes y fuertes que yo, o por grandes retos que evocan derrota, mi corazón titubea.
Tener temor es de humanos.
Pero si queremos llegar a nuestra tierra prometida, necesitamos valentía. No nos podemos encoger frente a un obstáculo en el camino… o un enemigo poderoso.
Al leer el primer capítulo de Josué, vemos que Dios nos reta a confiar en El mientras El promete victoria. En este pasaje, el Dios de batalla nos enseña lo que debemos hacer cuando somos retados a hacer algo más grande de lo que pensamos podemos manejar; o cuando nos enfrentamos a gigantes de oposición y pruebas:
#1 Mire el pasado para confiar en Dios por la tarea en frente:
“Así como yo estuve con Moisés, así estaré contigo”
¿Puede mirar el pasado y ver las veces que Dios le trajo victoria contra todo pronóstico?
La enfermedad que fue sanada, el hijo pródigo que regresa a casa, la relación destruída que es restaurada.
Josué había estado con Moisés en el desierto, y vió como Dios libró a Israel de la mano de Faraón y proveyó maná para su pueblo…
El vió la Gloria de Dios en el rostro de Moisés cuando él descendió del Monte Sinaí con las tablas de la ley.
El había experimentado a Dios…
Por lo tanto, él sacó fuerzas de su experiencia y creencia de que Dios iba por delante de él en esa batalla.
Ciertamente, cada vez que Dios nos llama a hacer algo más grande que nosotros mismos, la confianza es el primer paso de obediencia. La razón por la que Josué tuvo victoria fue porque el recordó, creyó y obedeció.
El no fue victorioso por sus talentos, o su habilidad para pelear en batalla, pero porque él sabía que así como fue en el desierto, así Dios iba a pelear la batalla por él.
#2 Dios está con usted:
“No te dejaré, ni desampararé.”
No sólo prometió Dios victoria, El prometió que El estaría con Josué en la batalla.
Y así también pasa con nosotros al enfrentarnos a los grandes retos de la vida: El no nos fallará cuando desmayemos, ni nos desamparará cuando nos sintamos inadecuados. El nos da la tarea, y El promete darnos el poder para terminarla.
Nuestra aceptación de una responsabilidad dada por Dios abre su corazón y El nos inunda con Su gracia, dándonos así el poder para realizar Su plan para nuestras vidas.
Si El le dice que vaya, no hay más nada que cuestionar – El está por delante suyo, abriendo puertas y preparando el campo de batalla.
Todo lo que usted necesita es un poco de valentía para tomar el primer paso… y después el que le sigue.
¡Y veále trabajar!
Versículos para Meditar
“Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” 2 Timoteo 1:7
“Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente.” Marcos 5:36
“A Jehová he puesto siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido.” Salmos 16:8
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