“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la Gloria del Señor, somos transformados de Gloria en Gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” 2 Corintios 3:18
Es la misma historia cada Enero. Los gimnasios están llenos de gente que se compromete a hacer ejercicios. Compañías que fabrican alimentos saludables tienen ganancias exorbitantes ya que mucha gente se apresura a comprar productos más saludables. Nos sentimos obligados a una dedicación nueva a nuestros objetivos y sueños. El Año Nuevo parece traer consigo una esperanza renovada y fuerza para nuestros cuerpos agotados del mes de Diciembre.
Mientras me retiraba para orar en el día de Fin de Año, una ola de preguntas me invadieron. ¿Cuáles serían mis objetivos para el 2014? ¿Cómo podría ser más efectiva para el reino de Dios? ¿En qué quieres que me concentre Padre? Oré por dirección por varios minutos, y mientras callaba, esta pregunta surgió en mi mente: “¿Cómo te verás el próximo Diciembre?”
Me di cuenta inmediatamante – La tarea al frente mío para este año no requerirá más tiempo en el gimnasio. No requerirá escribir más o servir más. Su primera resolución para mi nuevo año involucra transformación. El tipo de transformación que cambia una vida, un corazón y que es dirigida por el cielo.
Caí en cuenta que las resoluciones que muchas personas tienen para el Año Nuevo (incluyendo las mismas mías en el pasado) tienen usualmente muy poco o nada que ver con Dios o su obra. Más bien se enfocan en satisfacer el año en curso con cosas buenas y beneficios propios.
No hay nada malo en tratar de mejorar la calidad de vida o alcanzar nuestros sueños. Sin embargo, hay una tarea muy específica al frente de cada creyente al final del día, la cual es pasada por alto: más que vernos mejor o alcanzar más, nuestro primer objetivo debería ser el parecernos más a Jesús. Ser sus manos y pies en el mundo más a menudo. Pararnos y sobresalir más. Ser más valientes. Brillantes. Santos.
Parecernos más a Jesús. ¡Eso sí que es una resolución para el Año Nuevo!
Si el mundo… ¡no, un momento! Si los creyentes establecieran este objetivo como su objetivo principal para el Año Nuevo, ¿Qué tipo de impacto tendría esto sobre la sociedad?
Eligiendo ofrecer la otra mejilla al compañero de trabajo que trató de arruinar su proyecto… Lucas 6:29
Perdonando a alquien quién le ha herido grandemente… Colosenses 3:13
Siendo cuidadosos de usar palabras de condenación… de desaliento… de chisme… Santiago 3:8-11
Esperando por el tiempo de Dios para la relación correcta… Salmo 37:7-9
Siendo cuidadosos y reprendiendo pensamientos de orgullo y ambiciones… Santiago 3:14-16
Eligiendo confiar en Dios en medio de cada prueba… Proverbios 3:5-6
Reteniendo furia… amargura… palabras odiosas… Efesios 4:29
Ayayay. De pronto, pasar varias horas haciendo ejercicios y dieta parecieran fáciles, cierto?
Ciertamente, aunque estamos completamente equipados para vivir vidas más santas, frecuentemente elegimos lo opuesto. Nos dejamos llevar por malos hábitos en vez de confiar en el poder transformador de Su palabra. Escogemos tomar las riendas del asunto en vez de esperar en Sus promesas. Escogemos vengarnos en vez de extender gracia. Escogemos mostrarle nuestros puños llenos de rabia a Dios cuando las cosas no salen como las planeamos, en vez de confiar que Sus planes son mejores y están cubiertos de su amor perfecto.
El Espíritu Santo dentro de nosostros llora por MAS todo el tiempo. Más tiempo con Jehová. Más actos de gentileza. Más de su fruto. Más del carácter de Jesús en nosotros y a través de nosotros.
Le presento un reto en este día:
Estamos en Febrero. Nos quedan once meses por delante. En vez de enfocarnos en cómo podemos lucir mejor o qué tanto podamos alcanzar, ¿que tal si usted y yo elejimos caminar tan cerca de Jesús este año, hasta el punto de que Su Gloria nos transforme radicalmente? ¿Qué tal si ejercitamos nuestros músculos espirituales leyendo Su palabra, escuchando Su voz y obedeciendo Su palabra de manera que terminemos el 2014 mucho más fuerte y más exitosos que nunca?
Yo elijo a Jesús como mi primer objetivo este año. ¿Y usted?
El es, sin duda alguna, la única resolución del Año Nuevo que nunca nos fallará.
Versículos para Meditar:
“El que dice que permanece en El, debe andar cómo El anduvo.” 1 Juan 2:6
“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.” Colosenses 3:2
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:2
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