Manfred Albrecht Freiherr von Richthofen era un militar y aviador alemán famoso enlistado con el Servicio Armado Aéreo Alemán durante la Primera Guerra Mundial. Conocido como el Barón Rojo por su avión rojo el triplano Fokker Dr.I, Richthofen derribó más aviones de combate que cualquier otra persona en cualquiera de los dos bandos en la primera guerra mundial.
En Abril 21 de 1918, mientras peleaba en la batalla cerca del río Somme en Francia, comenzó a perseguir a un avión Canadiense que trataba de escapar de los ataques alemanes. Mientras el Barón Rojo perseguía a su presa, el se apartó de las líneas aliadas.
Empezó a pilotear bajo, dentro de las líneas del enemigo, y no vió al piloto canadiense Arthur “Roy” Brown, quien rapidamente se acercó para salvar a su camarada.
Nunca sabremos si fue un disparo desde la tierra o un disparo de Brown el que mató a Richthofen. Pero lo que si sabemos es que el Barón Rojo llegó a su fin porque cometió el error de perseguir a ese avión aliado por mucho tiempo, muy lejos y a muy baja altura dentro del territorio enemigo.
Todos hemos escuchado las historias, o hasta hemos sufrido nefastas consecuencias de decisiones poco sabias o sanas. Bien sea malas decisiones hechas por nosotros o por personas cercanas a nosotros, hemos visto vidas marcadas por el adulterio, adicciones o deuda incontrolable.
Hemos visto matrimonios que pensamos eran sólidos, arruinados y destruidos por la lujuria descontrolada de una persona. Hemos escuchado de jóvenes atados por el abuso de drogas o alcohol. Y sabemos de personas quienes no logran controlar su deseo de gastar dinero o de apostar.
Cuando las noticias sobre las consecuencias desastrosas de sus decisiones llegan a nuestros oidos, somos con frecuencia tomados por sorpresa.
La historia verídica del Barón Rojo, sin embargo, ilustra magistralmente un hecho que no se puede negar: Aunque la derrota total pueda ocurrir de repente, posicionarse para la derrota es un proceso gradual. Esposos y esposas no se levantan un día y proclaman, “Hoy, le voy a hacer infiel a mi esposa(o).” De la misma manera, nadie se toma una bebida o experimenta con drogas por primera vez con la intención de convertirse en un adicto. Usualmente comienza con una decisión pequeña y con una concesión a la vez.
[bctt tweet=”Aunque la derrota total pueda ocurrir de repente, posicionarse para la derrota es un proceso gradual. ” username=”PatHolbrook”]
“Un poco de levadura fermenta toda la masa.” Cuando el escribió estas famosas palabras, el apóstol Pablo se estaba dirigiendo a la iglesia en Gálatas sobre los peligros de falsas enseñanzas. Sin embargo, la verdad detrás de este versículo va más allá de su contexto original.
Sabemos cuáles son nuestras debilidades personales, al igual que las tentaciones que acechan alrededor de nuestros pensamientos más profundos. Sin embargo, muchos de nosotros nos engañamos a nosotros mismos al pensar que podemos controlar y dominar situaciones llamativas. Gente con problemas maritales abren sus puertas a posiciones comprometedoras, las cuales pueden llevar fácilmente al adulterio. Gente atraída por adicciones saben que no deben tomar o hacer drogas nuevamente, y sin embargo, sus brazos voluntariamente alcanzan lo que más les ata.
Una pequeña decisión a la vez, lentamente, pero con paso seguro y cualquiera es culpable de descender al territorio enemigo mientras pelea con las mismas cosas que no puede controlar. Y antes de darnos cuenta, el pecado ha enredado nuestras vidas y pensamientos, de manera que no podemos escapar de su control.
Yo personalmente me rehuso a ser tan ingenua como para pensar que no puedo caer en tentación. Sé que hay un enemigo allá afuera, quien no desearía más que hacerme inefectiva y derrotada. Por lo tanto, elijo distanciarme de los territorios que ofrecen cualquier cosa que me pueda engañar o hacer caer. No quiero ser contada como una persona más que ha sido derribada porque eligió vivir demasiado tiempo, muy lejos y a muy baja altura dentro del territorio enemigo, causándole así sufrimiento a mi testimonio, familia o salud por las consecuencias de mi negligencia.
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